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Publicaciones

La Santa Trinidad

La Santa Trinidad fue una campaña de rol jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia entre los años 2000 y 2012. Este libro reúne en 514 páginas pseudonoveladas los resúmenes de las trepidantes sesiones de juego de las dos últimas temporadas.

Los Seabreeze
Una campaña de CdHyF

"Los Seabreeze" es la crónica de la campaña de rol del mismo nombre jugada en el Club de Rol Thalarion de Valencia. Reúne en 176 páginas pseudonoveladas los avatares de la Casa Seabreeze, situada en una pequeña isla del Mar de las Tormentas y destinada a la consecución de grandes logros.

jueves, 31 de marzo de 2011

Sombras en el Imperio - Campaña de Arcana Mvndi Temporada 1 Prólogo

Sombras en el Imperio es una campaña para Arcana Mvndi que se juega en la actualidad en el Club de Rol Thalarion.

La campaña se sitúa en la Roma Imperial de finales del siglo II d.C. Comodo es emperador y los Teúrgos del Pacto Secreto y sus enemigos se muestran bastante activos, ante las perspectivas de la sucesión en el trono imperial.

Por su parte, los PJs han empezado a experimentar en sus carnes las maquinaciones de los bandos implicados en la lucha por el poder, y algunos hechos les han convencido de que algo se cuece en las entrañas del oscuro mundo secreto. Individuos tan dispares como una protegida de Minerva, un médico dialis, un ex-legionario y frumentario grosero y malhablado, y un patricio en el Cursus Honorum se han visto unidos por los acontecimientos e internado en sendas peligrosas que no se sabe muy bien dónde podrán acabar...

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DRAMATIS PERSONAE

CAYO CORNELIO CATO
Edil y patricio romano, aspirante a ocupar un escaño en el senado, 28 años

Características: Fue 6, Con 6, Des 6, Per 6, Int 7, Cul 8, Car 10

Carácter: Dominador 4
Destino: Poder 3

Habilidades: Armas de filo 2, Armas de proyectil 2, Táctica 1, Equitación 2, Amistad 2, Autoridad 2, Cortesía 3, Empatía 3, Oratoria 6, Política 3, Burocracia 1, Derecho 2, Filosofía 2, Geografía del imperio 4, Gramática latina 3, Latín 7, Negocio 2

Cualidades: Posición 3, Enemigo -4, Villa 10, Adicción (fiestas) -1, Destino 2, Excéntrico -1, Compromiso -3, Linaje 4, Características 5

Dignitas: Vir 2, Gra 2, Fid 1

Actitudes: excéntrico, entusiasta, inquisitivo, respetuoso, espléndido, alegre

Historial de Cayo Cornelio

TIBERIO JULIO LÉPIDO MARIANO
Médico y patricio por adopción iniciado en los misterios, 24 años

Características: Fue 4, Con 5, Des 4, Per 5, Int 8, Cul 6, Car 4

Carácter: Metafísico 2
Destino: Misterio 3

Habilidades: Armas de filo 1, Lucha 1, Entrenar 2, Viajar 1, Autoridad 1, Empatía 1, Engañar 1, Oratoria 1, Política 1, Ceremonia 3, Corpus Religio 4, Preces 3, Sabiduría del Culto 1, Sacrificio 1, Secretos del Pacto 2, Biblioteca 3, Ciencias naturales 2, Estudio 3, Farmacopea 1, Geografía del Imperio 4, Latín 7, Griego 1, Medicina 5, Mitología 1

Misterios: Caelum 2, Maiestas 1, Genus 1

Cualidades: Riquezas 2, Estudioso 2, Actividad Secreta (Apolo y Venus) -4, Acrecentar Dignidad 4, Posición 6, Mistagogo 3, Contactos entre los condenados 1, Entidad Encadenada 5, Misterios extra 3, Código de conducta -4

Dignitas: Vir 3, Gra 2, Fid 1

Actitudes: inconformista, virtuoso, enérgico, respetuoso, dubitativo, cauto, curioso

Historial de Tiberio Julio

IDARA AQUILEIA
Ladrona itálica protegida de Minerva, 25 años

Características: Fue 3, Con 4, Des* 10, Per* 8, Int 4, Cul 5, Car 4
[*: característica heroica]

Carácter: Metafísico 0
Destino: Gnosis 5

Habilidades: Heroicidad 0, Armas de proyectil 1, Lucha 2, Atletismo 1, Falsificación 1, Latrocinio 5, Ocultación 5, Sabiduría popular 2, Vigilar 3, Amistad 2, Bajos fondos 5, Empatía 1, Engañar 7, Mercadeo 1, Arte 1, Biblioteca 2, Historia oculta 4, Gramática latina 1, Gramática griega 1, Mitología 3, Negocio 1

Cualidades: Fenómeno sobrenatural 5, Vida en los bajos fondos 3, Círculo de contactos 3, Atractiva 5, Amuleto 2, Enemigo -5, Criminal -2, Resistencia heroica a Genus

Dignitas: Vir 2, Gra 4, Fid 2

Actitudes: apocada, agradable, sobria, distante, impulsiva, atractiva

Historial de Idara


Lucio Mercio antes de sufrir la herida que le dejaría una enorme cicatriz en la cara
LUCIO MERCIO
Veterano legionario sirviendo como frumentario, 33 años

Características: Fue 7, Con 8, Des 7, Per 7, Int 5, Cul 3, Car 3

Carácter: Heroico 3
Destino: Épico 7

Habilidades: Armas de Asedio 1, Armas de asta 3, Armas de filo 6, Armas de Gladiador 3, Armas de proyectil 1, Disciplina 6, Gran Arma 1, Lucha 3, Poliorcética 1, Pugilismo 1, Táctica 1, Atletismo 3, Campestre 3, Entrenar 3, Equitación 3, Ocultación 2, Vigilar 3, Autoridad 2, Bajos fondos 2, Empatía 2, Engañar 2, Geografía de Hispania 2, Geografía de Grecia 2, Geografía de Siria 2, Gramática latina 1, Latín 4, Griego 2, Hebreo 2

Cualidades: Ambidiestro 3, Aguantar dolor 2, Desfigurado -2, Desarrollar habilidades 2, Campaña 2, Combatiente 4, Destino 5, Enemigo -5, Venganza -3, Incrementar características 5, Dependientes -1, Posición 1, Riquezas 1, Sortílego 1

Dignitas: Vir 3, Gra 2, Fid 1

Actitudes: cauto, rudo, desconfiado, obsceno, relajado, voluntarioso

Historial de Lucio Mercio

La Santa Trinidad - Campaña en Aredia Temporada 3 Capítulo 5

Ayreon y su grupo continuarion viajando por el gran camino abandonado hacia el suroeste, con un clima cada vez más suave. Demetrius seguía sintiéndose a morir,  mientras que el Primarca se recuperaba a ojos vista, al igual que su madre.

Ezhabel decidió por fin tomarse un respiro y descendió de las montañas de vuelta hasta el barco. Por las noches seguía sufriendo un dolor intenso y soñando con la espada. Varias de esas noches notó algo en su sueño, algo parecido a un "grito de dolor" que se alejaba de su sueño, algo muy extraño.

Una desafortunada noche, Ayreon despertó en el Mundo Onírico. Se vio rodeado por una bandada de cuervos que le atacó sin piedad, picoteándole con ahínco y que en un momento determinado se fundieron en una masa informe que formaba la silueta de Phôedus. No sabía si se trataba del Dios Oscuro de verdad, pero lo cierto es que le hizo sufrir un buen rato. Poco más tarde se le mostró a Ezhabel al frente de un ejército de elfos oscuros, lo que le causó una gran desazón. Cuando quedó en soledad, ya exhausto, el paladín intentó buscar el sueño de Ezhabel, y contra todo pronóstico consiguió encontrarlo accediendo de forma intuitiva a la Dimensión Onírica. Cada sueño de todo ser sentiente aparecía como una esfera de diferentes colores, a la que parecía que uno no podía acercarse nunca del todo.  Ante el sueño de Ezhabel, que se encontraba rodeado por una especie de membrana verdeazulada encontró a otra presencia. Para su enorme sorpresa, se trataba de un elfo primigenio -que parecía consternado-, con el que pudo entablar una extraña conversación. Por pura casualidad Ayreon hizo mención a la Espada del Dolor y su relación con la semielfa. Sus palabras -o pensamientos- parecieron ser una revelación para el extraño elfo, que desapareció al punto. Posteriores intentos de Ayreon de comunicar con el elfo fracasarían siempre.

Durante todas aquellas ensoñaciones, Ayreon pudo percibir que en el Mundo Onírico siempre le rodeaban seis presencias, pertenecientes a aquellos extraños seres que Trelteran parecía comadar, los Guardianes.

Mientras tanto, Demetrius comenzó a adiestrar a la madre del Primarca con la intención de que aprendiera a canalizar su poder y no lo lanzara en fuertes oleadas y explosiones como había sucedido ya en alguna ocasión.

El viejo camino parecía interminable. Pudieron aprovechar, no obstante,  varios de los tocones que abrían portales. Pero el esfuerzo dejaba agotado a Ayreon.
Otra noche, Ayreon recibió una nueva visita de la manifestación de Phôedus. Tras discutir largo rato, el dios oscuro perdió la paciencia e intentó convencer al paladín de que abrazara su fe haciendo sufrir a Kadrajan, al que introdujo en el mundo de los sueños y, literalmente,  partió por la mitad Cuando Phôedus se marchó, apareció un ángel de fuego que se convirtió en Norafel, quien absolutamente frenético gritó: "QUÉ LE HAS HECHO A MI FIEL???".  Justo cuando parecía que iba a asestar el golpe de gracia a Ayreon, fue atacado por los seis guardianes. Al parecer estaban allí para proteger al paladín. Una explosión lo acabó todo. Sin embargo,  Kadrajan no despertó.

Otra de las noches hubo problemas con Trelteran, que detectó a Ayreon e intentó acabar con él, pero la intervención de dos guardianes del mundo de los sueños lo salvó del kalorion.

La siguiente madrugada estalló una tormenta como el mundo no había visto. Rayos y rayos cayeron alrededor del grupo, por doquier, incontables. Con mucha suerte consiguieron evitar que varios de ellos les impactaran. Tras una eternidad, Kadrajan despertó con un aullido y un gran martillo de guerra en la mano, que estrelló contra el suelo provocando una tremenda explosión. Todo quedó oscuro.

Al despertar, la gruta donde se habían estado refugiando se había derrumbado. Para pesar de Ayreon y Demetrius, reconocieron rápidamente el martillo que esgrimía Kadrajan. No era otro que Ugrôth, el Martillo de Korvegâr. Parecía llamar especialmente a Ayreon, y en menor medida a los demás. Pero todos consiguieron resisitir su poder corruptor. No obstante, parecía haber alguna diferencia en el martillo desde la anterior ocasión en que los personajes lo habían tenido en su poder.

Recordando los acontecimientos del sueño, Kadrajan sólo consiguió hacer venir a su mente visiones de Norafel torturándole con un látigo de nueve colas -que había dejado cicatrices sumamente dolorosas y que nunca sanarían-. Después, más que recordar sentía cómo Eudes había acudido al frente de sus ejércitos celestiales y se enfrentó a Norafel. Impactos y más impactos, escenas metafísicamente brutales, ejércitos oscuros que acudían a la batalla -que, aunque Kadrajan no lo supiera, se había desplazado a otro plano de existencia-, y la inconsciencia. Más tarde Kadrajan recordaría que el martillo le fue encomendado por un arcángel de Eudes.

Un hechizo de Demetrius les permitió salir sin mayores problemas de la gruta cegada donde se encontraban.

Ezhabel, con los restos de su compañía ya descansados, organizó una nueva expedición a otra estribación de la cordillera. Siguió también con sus sueños. Uno de los atardeceres de ascensión pudieron avistar una estrella que resultó no ser tal, sino un dragón plateado que se encontraba lejísimos.

Tras varios días de viaje más, Ayreon y los demás remontaron un promontorio y desde allí pudieron avistar la Gran Muralla Oriental, un enorme muro que delimitaba el Gran Imperio de Oriente, al este de la Primacia Ilva. Ya se habían imaginado que se encontraban por aquellas latitudes, por lo que no se sorprendieron demasiado. Lord Ergialaranindal propuso viajar hacia el sur, para encontrar algún barco que pudiera transportarlos evitando las ciudades orientales. Ir a pie supondría al menos un año de camino, y era poco menos que un suicidio. El Primarca, por su parte, les informó de que todas las noches tenía un sueño recurrente en el que aparecía un ángel de fuego. Quizá era Norafel tentándole.

Tras varios días de búsqueda, Ezhabel encontró por fin el antídoto que estaba buscando. Sin embargo, no compartió el dato con ninguno de sus acompañantes, ante el temor de que alguno fuera un kalorion camuflado.

miércoles, 23 de marzo de 2011

El Mapa de la Ciencia-Ficción de Ward Shelley

Desde el año 2005 se viene celebrando el concurso anual Places and Spaces: Mapping Science en la Universidad de Indiana, EEUU.

Al concurso se presentan verdaderas obras de arte como el gráfico que nos ocupa, un estupendo Mapa con la historia de la Ciencia Ficción y parte de la Fantasía confeccionado con un acabado manual exquisito y muy "cthulhesco".

Abarca desde la época de la Ilustración al Cyberpunk actual, y trata todas las vertientes: cine, literatura, videojuegos... aquí tenéis una previsualización, podéis pulsar en la imagen para ver una ampliación de alta resolución.





Y aquí, un enlace al pdf con las previsualizaciones de los 60 mapas presentados hasta el momento:

jueves, 10 de marzo de 2011

La Santa Trinidad - Campaña en Aredia Temporada 3 Capítulo 4

Amaneció en el refugio donde se encontraba el grupo de Demetrius, Kadrajan, Ayreon y los dos ilvos. Al cabo de un momento, Kadrajan sintió una manifestación de poder y al salir al exterior para comprobar de dónde provenía tal demostración de fuerza, no pudo ver nada.

Unos instantes después Demetrius y Ayreon también notaron una presencia poderosa. Era posible que algo estuviera tratando de localizarlos, así que para evitar tener problemas decidieron cambiar de refugio, a pesar de la tormenta que arreciaba. Al establecerse en otro lugar, Kadrajan recibió desgraciadamente el ataque de un oso. En el acto se formó un combate sangriento, pues el grupo no iba bien armado y sus dioses respectivos no se encontraban cerca de ellos para poder transmitirles el poder necesario. Después de mucho sufrir pudieron vencer al oso, no sin antes haber dejado malheridos a varios miembros del grupo. Pero aunque Emmán seguía extremadamente distante, Ayreon consiguió canalizar el suficiente poder para curar a los que mas lo necesitaban. Mientras procedía a las curaciones, Demetrius notó una manifestación de poder que le erizó el vello, no muy lejos de ellos. A continuación, otra presencia se unió a la primera, ésta de mucha más intensidad. Ambos comenzaron a acercarse, a hacerse más nítidos. Demetrius y Ayreon, ya de por sí débiles, cayeron inconscientes dejando a Kadrajan como único defensor capaz.

Sin embargo, aunque Kadrajan se aprestó a recibir violentamente aquellas presencias (que él no detectaba), nada hizo acto de aparición. A lo largo del día, mientras se relajaba su tensión, sus compañeros fueron mejorando gracias al descanso que consiguieron durante varias horas. Llegó la noche, y Ayreon volvió a soñar sueños extraños. Esta vez, Selene, su prometida secuestrada por un kalorion y a la vez, ex-kalorion ella misma, le hablaba dulcemente. Intentando que abandonara a Emmán y tomara la causa de Phôedus el dios oscuro como suya. El paladín pasó una mala noche, pero no le costó demasiado resistirse al sueño.

Ezhabel y sus compañeros prosiguieron su viaje. Al acampar en un repecho de la estribación donde se encontraban, comenzó un terremoto, y a juzgar por los temblores, el epicentro del mismo ¡debía de ser su propia zona de acampada! Todos los ilvos que acompañaban a Ezhabel intentaron ponerse a salvo, pero por desgracia muchos de ellos murieron en el intento. El terremoto formó un alud, y el reducido grupo de supervivientes  quedó enterrado bajo toneladas de blancura. Algunos de ellos quedaron sepultados para siempre, y la compañía se redujo aún más, a la propia Ezhabel, los tres guardias carmesí y tres ilvos más.

El día siguiente al sueño de Ayreon con Selene, la Primarca Mater lady Elerentárena despertó por fin de la larga inconsciencia en la que había estado inmersa desde su huida de los carromatos. El aspecto de Ayreon y el temor que inspiraba en la ilva trajeron algunos problemas, pero fueron rápidamente solventados.

Ezhabel y sus acompañantes continuaron penosamente su viaje hacia lo alto de las montañas. Ya a punto de hacer cima se encontraron, para su sorpresa y frustración, con nada menos que ocho enormes lobos. ¿Lobos allí? Ninguno podía salir de su asombro. Los lobos no eran en absoluto animales normales. Mucho más grandes, de unos dos metros de alto, sus miradas daban a entender una inteligencia muy superior a la animal. Les gruñían y saltaban a su alrededor, amenazantes, y con una insultante facilidad de movimiento sobre la capa de nieve y hielo. Tulkastárno intentó convencer a Ezhabel de volver sobre sus pasos y olvidarse de aquel asunto. Las cosas se habían complicado demasiado ya. Dailomentar, en cambio, apoyó a Ezhabel en su intención de continuar, pero era imposiblie enfrentarse a ese grupo de animales en aquellas condiciones, por lo que decidieron retroceder para pasar la noche y el dia siguiente planificar su curso de acción. Esa noche Ezhabel soñó con sus hijos, que la intentaban convencer para que no subiera a lo alto de la montaña. Eso acabó de convencer a la semielfa de no llevar a cabo la ascensión.

El viaje del grupo de Ayreon comenzó a avanzar cada vez mas rápido, al ser todos ya capaces de viajar. A eso contribuyó también que Ayreon adquirió más soltura a la hora de localizar y utilizar los extraños tocones que abrían portales y que parecían hechos para facilitar los viajes a través de aquella tierra abandonada por los dioses.

Ezhabel comunicó a sus compañeros ilvos que se trasladarían a otra estribación montañosa para buscar el antídoto. Dailomentar y Argimentur expresaron su desacuerdo afirmando que debían continuar, o al menos intentarlo ya que estaban tan cerca. Tulkastárno se mostró a favor de la decisión de Ezhabel. Después de discutir, Ezhabel no pudo evitar perder los papeles, y su frustración la llevó a intentar subir la montaña a solas. Los demás la siguieron, claro. Pero no pudieron avanzar mucho antes de que el clima cambiara radicalmente. Se hizo imposible continuar. La ventisca apenas les daba tregua, apenas podían respirar. La semielfa cayó inconsciente, así como un par de ilvos. Cuando sentía que la muerte estaba a punto de abrazarla, apareció ante ella una persona que le preguntó: “¿Por qué continúas hacia arriba?”. Después de hablar un rato entre susurros, sin saber muy bien si tal persona era sólo fruto de su imaginación desbocada, el desconocido afirmó que debía bajar, porque la cima de aquella montaña no albergaba nada de interés para ella. Ezhabel no tuvo más remedio que hacerle caso. Optaron por cambiar de línea en la ascensión e investigar las extrañas explosiones que habían visto días atrás. Al llegar al lugar, pudieron ver entre la nieve los restos de lo que ha sido una cruenta y espectacular batalla, había cadáveres de bestias muertas, junto a restos de dragón y cuerpos de ilvos.

El grupo de Ayreon continuó su viaje a través de los tocones. En un momento dado, la rutina de la utilización de los extraños artefactos cambió, y apareció en la mente del paladín una bifurcación. Ayreon eligió la dirección que los llevaba hacia el sur. Una vez en aquella dirección, el entorno no tardó en cambiar. El hielo y la nieve desaparecieron y comenzaron a moverse a lo largo de un camino entre estepas, un camino que era evidentemente muy antiguo. Todas las noches Phôedus siguió haciendo acto de aparición en los sueños de Ayreon y Norafel en los sueños de Kadrajan y del patriarca. Aquella tierra debía de estar cercana al Mundo Onírico, lo que explicaría la vividez y variedad de presencias en sus descansos.

miércoles, 9 de marzo de 2011

La Santa Trinidad - Campaña en Aredia Temporada 3 Capítulo 3

Al salir del Mundo Onírico, aparecieron justo ante el cadáver de Ayreon. Una situación extrañísima. Todo eran preguntas, dudas y más dudas. Después de mucho discutir sobre qué hacer, y a pesar de la oposición de Demetrius, Ayreon decidió quemar su propio cuerpo. No sabía qué consecuencias acarrearía, pero no podía dejar allí aquella carcasa vacía.
Tras la incineración, prosiguieron con el interminable camino. Por las noches, el paladín seguía teniendo los mismos sueños sombríos y recurrentes: casi todas las noches veía a Demetrius y a Kadrajan mirándole con los ojos totalmente negros y riéndose. Los dos ilvos que ahora les acompañaban, lord Ergialaranindal y su madre, lady Elerentárena, empezaron a aparecer también en tales visiones.

Ezhabel, por su parte, emprendió el viaje hacia el norte para buscar el antídoto para la esposa del duque Vensider.  Una de las noches del viaje, que pasaron en un refugio cerca de la costa, la semielfa tuvo un extraño sueño. Un grito de un guardia que dio la voz de alerta y ella corriendo hacia el lugar, materializando en su mano a Nirintalath, la Espada del Dolor. El motivo de la alarma del guardia era una figura demoníaca, y no se trataba sino del propio Ayreon, convertido en una bestia de cuatro metros y asesinando a los guardias cruelmente. Ezhabel se lanzó sin pensarlo a detenerle, y en ese momento la Espada del Dolor explotó en una sensación de infinitos alfileres atravesando todo su cuerpo. Despertó sobresaltada. Volvió a dormir, pero el sueño ser repitió una y otra vez, impidiéndole descansar del todo esa noche y las siguientes.

En el norte, el tiempo empeoró sobremanera y afectó al grupo de Demetrius, Kadrajan y Ayreon. El frío se hizo muy intenso y la madre del Primarca estuvo a punto de morir. Ayreon hacía todo lo que podía por recuperar su salud a través de Emmán, pero sin éxito. El viaje se hizo desesperantemente lento, de refugio en refugio. Las noches también se hicieron más duras para el paladin. No solo le atacaban las horribles visiones, sino que también empezó a oir voces procedentes del Mundo Onírico. No supo identificarla, pero imaginaba que podía proceder de Phôedus, Korvegâr o incluso Norafel, el arcángel de Emmán. Le llamaban. A pesar de que le costaba ignorarlas, consiguió adquirir cierta facilidad para hacerlo y así pudo sobrellevar la situación. También sintió una necesidad imperiosa de matar, pero consiguió reprimirla.

Finalmente, Ayreon fue capaz de esgrimir el poder de Emmán para sanar a la Primarca Mater, en un proceso durante el que Emmán pareció querer decirle algo, pero no consiguió entender las señales.

La cosa se agravó cuando en los sueños de Ayreon se manifestaron por fin Norafel y Phôedus. El arcángel de Emmán, como ya sabía el paladín, había cambiado de filas y ahora servía a la Sombra. Los dos entes intentaron hacer ver a Ayreon que su causa era la correcta, e intentaron que negara a Emmán. La fe del paladín era fuerte como el acero, y se negó. El maltrato físico y psíquico no se hizo esperar, y Phôedus se cebó con él valiéndose de sus capacidades en el Mundo Onírico. Mientras tanto, Norafel se dirigió hacia Kadrajan y el Primarca, reflejos del mundo real, y los miró detenidamente. Acto seguido ambos comenzaron a gritar. Demetrius despertó en el mundo real cuando oyó los gritos de sus compañeros. Ayreon estaba escupiendo sangre, y Kadrajan y Ergialaranindal estaban gritando como si les estuvieran desollando vivos. Se cogían la nuca con ambas manos. Al cabo de un rato, tanto Kadrajan como el ilvo se calmaron y quedaron inconscientes. Una detenida observación de Demetrius reveló que ahora tenían un extraño símbolo grabado a fuego en la parte posterior de sus cabezas. Ayreon respiraba débilmente, pero seguía vivo.

Ezhabel
llegó al pie de una montaña en busca del antídoto y su grupo, compuesto por quince marineros ilvos y los Guardias Carmesí Dailomentar, Argimentur y Tulkastárno, la ascensión, no muy dura, pero físicamente exigente. Cuando se encontraban escalando durante un atardecer, Ezhabel se fijó en que a unos 30Km. de la montaña aparecieron unos destellos de luz, explosiones. No tuvieron más remedio que ignorarlas y continuar su viaje.

Pocos días pasaron y la ascensión se hizo cada vez más dura. No tardaron en llegar las bajas al grupo de ilvos, varios de ellos murieron sepultados por la nieve o despeñados, o atrapados en el hielo. La desesperación empezaba a asomar a sus rostros.

lunes, 7 de marzo de 2011

La Santa Trinidad - Campaña en Aredia Temporada 3 Capítulo 2

 
Ayreon, Demetrius y Kadrajan continuaron su viaje hacia el Oeste, sin variar el camino.

Una de las noches que pasaron al raso, Ayreon tuvo un sueño muy vívido. Soñó con su hermanastra Atîr, por la que sentía un cariño muy especial, algo que sin duda se podría calificar como amor más allá del amor fraternal. En el sueño, la muchacha le clavaba una espada en el centro del corazón. Con la hoja clavada, resbaló hasta un espejo, y lo que vio lo dejó helado; él se había convertido en una criatura horrenda que había provocado el pánico en Atîr. Al despertar sobresaltado y calmar su agitada respiración, el paladín pudo escuchar una voz, una voz que le resulta vagamente familiar. Tenía un tono profundamente maligno y sin duda le estaba llamando. Al intentar buscar la procedencia de los susurros, éstos desaparecieron casi al instante.

La voz fue sustituida por graznidos de una bandada de cuervos en lo alto. Mal agüero. En pocos segundos, los graznidos de los cuervos fueron tomando forma: "¡Ayreon! ¡Ayreon!" —chillaban. El paladín se encogió y se tapó los oidos, creyendo perder la cordura por momentos.

Por fin amaneció. Tras recoger su escasa impedimenta continuaron el viaje. A mediodía se encontraron en su camino un amplio lago -en realidad, un estuario marino, como indicaba la sal en el agua-. Unos 30 km los separaban de la otra orilla. Aunque estaba congelado, no les ofrecía demasiada seguridad el cruce caminando. Finalmente se decidieron a cruzar. Demetrius continuaba encontrándose mal, parecía no llegar a recuperarse del todo, aparte de la enfermedad que le aquejaba desde hace largos meses por su sintonización con la Tierra y el Pueblo del Imperio. La ventisca comenzó a azotar, y más o menos a mitad del trayecto sobre el hielo Ayreon cayó, agotado y enfermo por la falta de descanso. Kadrajan cargó con él y lo cuidó los días siguientes, hasta que consiguió mejorar algo.

Después de cruzar el esturario, la monotonía vovió al viaje, que proseguía inexorable a pesar de las privaciones que pasaban. Una de las noches Ayreon tuvo un sueño distinto. Sin duda se encontraban en el Mundo Onírico, la realidad alternativa a la que se accedía en ocasiones al dormir. Notó una presencia muy poderosa y maligna a una larga distancia. Presencia que se acercó como una exhalación. Salió del refugio donde se encontraba su yo onírico para encontrarse con lo que fuera, y al salir recibió un impacto que le envió a varios kilómetros de distancia del refugio. PHÔEDUS había vuelto, para su desesperación y la laceración de su débil equilibrio emocional.

  —“¡POR FIN TE HE ENCONTRADO!” —exclamó con una demoníaca risa.

Ayreon intentó por todos los medios escapar, gritando y negando al señor oscuro, pero no lo consiguió. Notó un toque ardiente y abrasador en la nuca; luego la inconsciencia lo abrazó.

Un nuevo día comenzó. Al despertar, Demetrius y Kadrajan no vieron por ningún sitio a Ayreon. Decidieron buscarlo durante todo el día, pero no consiguieron dar con él. Después de buscar fatigosamente por los alrededores, descansaron para ampliar el perímetro de búsqueda al día siguiente. El segundo día tuvieron más suerte, y por fin lo avistaron. Justo cuando se dirigían hacia él para recogerlo, Kadrajan dio el alto a Demetrius: una caravana viajaba en su dirección. Al fijarse más, pudieron ver que la caravana se componía de Elfos Oscuros y se dirigían directamente al cuerpo inmóvil de Ayreon.

Un elfo oscuro dio la vuelta al cuerpo de Ayreon. Éste despertó, y se levantó, extrañamente recuperado de su enfermedad y fatiga. Reparó en el elfo oscuro, y no sintió en ningún momento la incomodidad propia de encontrarse en presencia de ellos. Cuando el elfo le preguntó qué hacía en aquel lugar, el paladín contestó lo primero que se le pasó por la cabeza: estaba buscando una “iglesia” donde se rindiera adoración a Phôedus. Después de conversar durante un rato, el elfo oscuro se marchó, y Ayreon cayó en la cuenta de que había estado hablando en una perfecta Lengua Negra. Miró hacia su propio cuerpo, y se sintió conmocionado: su cuerpo había cambiado drásticamente otra vez, como hacía ya tres años, cuando había servido como depositario de la esencia de Korvegâr . Su aspecto era ligeramente demoníaco; reflejado en un charco vio sus ojos negros y sus uñas como ébano tallado. Su voz había adquirido un tono inquietantemente cavernoso  y además entendía perfectamente la Lengua NEgra. Ese había sido el "regalo" de Phôedus la última noche. ¿Tenía algo que ver con la posesión que había sufrido hacía ya tanto en Krismerian? Cuando el elfo oscuro ya estaba llegando de vuelta a la caravana, se giró de repente: había percibido la presencia de Kadrajan y Demetrius, que se habían acercado en previsión de que Ayreon necesitara su ayuda. Intentaron escapar, pero les fue imposible, y fueron capturados por varios miembros de la comitiva.

Para su desgracia, descubrieron que la caravana estaba comandada por una elfa oscura Maestra del Dolor, que por supuesto llevaba en el cinturón un Agiel,los artefactos oscuros causantes del dolor más insoportable que el grupo ya sufrió en sus carnes en la Gran Biblioteca de Doedia, cuando fueron capturados por los Maestros del Dolor.

Fueron arrojados sin miramientos a un vagón-prisión, y ¡cuál no sería su sorpresa al ver en el mismo a la madre de lord Ergialaranindal, el Primarca Ilvo! El propio Ergialaranindal se encontraba también capturado, en otro vagón. Ayreon no tuvo más remedio que seguir a la caravana a cierta distancia. Durante el viaje, varias Maestras del Dolor, algunas de las cuales ya eran conocidas por Demetrius de los tiempos de la Gran Biblioteca, se divirtieron haciendo su “trabajo”: torturar a los prisioneros. Estaban adiestradas en la Senda del Dolor, y ciertamente lo demostraban en cuanto podían.

 Entretanto, Ezhabel se había enterado de que el hombre que había atacado al Duque Vensider era un Guardia Carmesí agente de Valankerdar (el duque usurpador que había arrebatado el trono a Ergialaranindal). El otro ilvo que vestía ropajes lujosos es el duque Formarelos, aliado de Vensider en este oscuro trance. La semielfa tuvo una reunión con el Duque Vensider. Le comentó que la duquesa, su esposa, había sido envenenada y que el único antídoto se lo mandaba un hombre relacionado con Valankerdar, por lo que estaba en sus manos y no había tenido más remedio que colaborar con él. Ezhabel poseía ciertos conocimientos sobre antídotos, y por lo que recordaba, precisamente éste se podía encontrar en las cumbres heladas de montañas relativamente altas.

El sueño abrazó esa noche a Ezhabel en un resplandor verdemar. El dolor la envolvió sin dejar un sólo resquicio al bienestar. Nirintalath había vuelto a reunirse con ella en sus sueños. Gritó angustiada en el Mundo Onírico, de alguna forma, el reclamo del Espíritu del Dolor la atraía a aquella extraña dimensión de formas que no comprendía. Con escaso control sobre sus actos y siempre impelida por el dolor, la semielfa apareció en las afueras del castillo y pudo ver a un extraño personaje con ojos rasgasdos, un oriental con el cráneo totalmente rapado. Cuando éste se acercó a ella para tocarla, Ezhabel le gritó que no lo hiciera, y al punto se despertó sobresaltada.

Ayreon continuó el penoso viaje detrás de la caravana de elfos oscuros hasta que llegaron al estuario helado que tanto les había costado cruzar a ellos. El paladín sintió temor, pues pasar otra vez por allí era peligroso. Sin embargo, algo imprevisto ocurrió: los elfos oscuros se detuvieron al borde del hielo, y varios de ellos comenzaron a proferir oraciones en Lengua Negra. Al poco, un portal plateado se abrió ante ellos, y la caravana procedió a cruzar a través de él. A Ayreon no le dio tiempo a cruzar, pero pudo observar que justo en el sitio donde los elfos habían formado un círculo se encontraba uno de los extraños mojones en los que ya habían reparado durante el viaje. Intentó leerlo imitando los ensalmos de los elfos oscuros, y sin saber muy bien cómo, lo consiguió. Había algo oscuro ahora dentro de él que poseía conocimientos que se le escapaban. El portal se abrió y lo atravesó apresuradamente.

Se dio de bruces contra un elfo oscuro al otro lado. Ayreon intentó sacar su espada, pero el elfo fue demasiado rápido y clavó su cimitarra en el pecho del paladín, que murió al instante.

Mientras tanto, Demetrius y Kadrajan siguieron con su particular penuria, sufriendo las torturas de las Maestras del Dolor. Durante uno de aquellos interminables días, Demetrius pudo darse cuenta de que la Primarca tenía mucho poder dentro de sí, poder que escapaba a su control, nada extraño si tenía en cuenta que se trataba de una ilva incapaz de esgrimir los Flujos Arcanos.

Ayreon despertó. Observó con sorpresa que se encontraba en el Mundo Onírico, y observando desde allí el mundo real -no era difícil para él ahora hacer eso-, pudo ver su cuerpo tirado en la nieve. Experimentando un poco, vio que era capaz de hacer cosas en el Mundo de los Sueños que antes no podía ni  imaginarse. Haciendo acopio de todo su valor, omitió pensar en lo que había ocurrido, y corrió a salvar a sus compañeros. No le resultó muy difícil. Los "arrastró" físicamente al Mundo Onírico sin demasiados contratiempos, mientras recordaba que a su viejo compañero Élodar, que había sido un maestro en el mundo de los sueños le había costado horrores hacer algo parecido. Pudo rescatar a todos: Demetrius, Kadrajan, lord Ergialaranindal y la madre de éste.

El aspecto de Ayreon era tremendamente inquietante, pero estaban tan exhaustos que escucharon sin interrupciones la explicación de ayreon. Justo al terminar, notaron una nueva presencia en el entorno: Trelteran los había detectado y se dirigía rápidamente al lugar donde se encontraban. Las nuevas capacidades de Ayreon en el Mundo Onírico probaron ser muy útiles, y tras dar muchos “saltos”, consiguió salvar al grupo. Después de tantos saltos y tantas cosas ocurridas, Ayreon comenzó a acusar el cansancio, así que decidió salir del mundo de los sueños y descansar en su realidad. Por pura casualidad, o quizá no, aparecieron junto al cadáver de Ayreon que habían dejado los elfos oscuros tendido en la nieve. Una situación harto extraña, en verdad.

sábado, 5 de marzo de 2011

La Santa Trinidad - Campaña en Aredia Temporada 3 Capítulo 1


Demetrius, Kadrajan y Ayreon se encontraban en una situación bastante grave; después de marcharse el kalorion, se presentaron con más calma. Kadrajan les explicó un poco más el insólito hecho de que Eudes le hubiera enviado para prestarles ayuda. Ayreon, muy cercano siempre a los avatares, le creyó sin dudar y le dio la bienvenida.

Durante la conversación, tuvo lugar un extraño hecho: Ayreon se quedó durante unos segundos un punto determinado. Allí había una criatura. Una criatura inquietante, sin ojos, con lo que de otro modo habría sido una mirada fija en él. Comenzó a avanzar, acercándose al paladín. Éste retrocedió. Los compañeros de Ayreon, que no veían nada, no sabían muy bien qué hacer. El paladín tropezó con una piedra y cayó de espaldas al suelo. Su terror fue en aumento cuando la criatura siguió acercándose y se detuvo a pocos centímetros de su rostro. Ayreon cerró los ojos y rezó en voz alta, con fruición. Demetrius lo zarandeaba, sin comprender. Al abrir los ojos, la criatura ya no estaba allí.

—¿No habéis visto esa horrenda criatura? —preguntó Ayreon.

—No, no hemos visto nada, ¿te encuentras bien? —contestó Demetrius.

Ayreon calló por toda respuesta, consternado.
Durante la noche, el paladín recordó en un ensueño cómo la primera sensación que había tenido al ver a Kadrajan fue un irracional impulso de matarle.

El día siguiente, el trío no tuvo más remedio que pasar el día en el interior del vagón porque el tiempo empeoró sobremanera. No pudieron moverse de allí. Aprovecharon para discutir sobre qué dirección tomarían. Ayreon propuso continuar el camino que llevaban sus captores, puesto que pensaba que Églaras y los demás objetos que les habían arrebatado estarían en aquella dirección. Kadrajan y Demetrius, por el contrario, sostenían que lo mejor sería viajar en sentido contrario.

Fue una noche dura para Ayreon, la primera de muchas. No consiguió dormir apenas, y en un momento determinado de la madrugada, vio a Demetrius y Kadrajan mirándole fijamente con los ojos completamente negros. No podía tratarse sino de una obscena y maligna visión. Trató de no alterarse. Agotado por la falta de sueño, el paladín aprovechó para preparar todo lo necesario para el viaje antes del amanecer (habían encontrado comida y ropa en los restos de la caravana que los transportaba y que Kadrajan, con ayuda de un extraño orbe, había arrasado). La opción elegida fue finalmente viajar en sentido contrario a donde los llevaban. Según sus cálculos y su orientación celeste, el camino que seguían los llevaría a Krismerian, o muy cerca del continente oscuro.

Sin más dilación, aprovechando una tregua en el temporal, iniciaron el penoso viaje. La noche los envolvió en medio de ninguna parte y debieron pernoctar casi al raso. Esa noche, y todas las siguientes, Ayreon continuó teniendo visiones y vivencias horrendas, espeluznantes. Para empeorar las cosas, el día siguiente Demetrius amaneció enfermo y medio congelado. Ayreon intentó recuperar su salud usando el poder de Emmán (al cual apenas sentía allí), y le fue imposible conseguirlo. Siguieron avanzando penosamente para encontrar un refugio adecuado en el que Demetrius pudiera descansar al abrigo de un fuego. Sorprendentemente, el juglar mostró una resistencia fuera de lo común, y se recuperó con presteza; tantos meses enfermo por la situación del Pueblo del Rey de Reyes lo habrían endurecido.

Tras caminar unas cuantas horas, encontraron un lugar medianamente apropiado. Esa noche Ayreon volvió a ver a sus compañeros con los horripilantes ojos negros observándole. Trató de preguntarles algo, pero por toda respuesta obtuvo risas burlonas e histéricas que aún contribuyeron más a la sensación de nerviosismo y paranoia.

El día siguiente, Emmán respondió a los ruegos de Ayreon y pudo canalizar su poder para hacer mejorar a Demetrius.

Lenta, penosamente, los días fueron pasando. Muy poco a poco. Ayreon continuaba con sus "visiones". Una noche cambiaron: se encontraba sentado en el refugio que habían establecido ese día y de repente se vio a sí mismo en la cima de una colina desde donde observaba una luz no muy lejana. Para su horror, pudo notar el poder oscuro de Phôedus, el Dios Oscuro Menor, justo en la dirección de donde venían. Al otro lado, en el sentido que estaban siguiendo, pudo observar una luz, como de una almenara. De vuelta en el refugio, Demetrius y Kadrajan lucían los ya habituales ojos negros, y para repugnancia del paladín, ambos expulsaron de sus bocas ¡sendas ratas! Repulsivo. La noche transcurrió entre ensoñaciones parecidas, pesadillas lúcidas que agotaban cada vez más al paladín y ponían sus nervios al límite. Por la mañana, el bardo y el nuevo conocido dormían ligeramente, ni rastro de los extaños sucesos de la noche.

En cierta ocasión, sin tiempo a reaccionar, vieron algo que los sorprendió. Cerca de ellos, una figura pasó rápidamente, poco menos que un borrón en el aire. Eran sin duda varias figuras encapuchadas, quizá incluso algún kalorion, cuyas ropas no se movían en absoluto por el viento ni por la velocidad que llevaban, y que parecían haberse congelado en el acto de dar un paso hacia delante. No supieron qué pensar. Tras comentarlo, pronto lo olvidaron debido a la dureza del viaje.

Finalmente, Kadrajan no pudo por menos que fijarse en el extremo estado de agotamiento y las ojeras de Ayreon. Le preguntó cómo se encontraba, qué le sucedía. El paladín reaccionó de una manera muy agresiva, de paranoico; no se fiaba de nadie, ya no estaba seguro de qué era el mundo real y cuál el de ensoñación, ni de si lo que veía por la noche en realidad eran visiones o sueños... Y lo que quería a toda cosa era comprobar si la almenara de donde provenía la luz de su visión existía. Caminaron horas y horas, hasta efectivamente llegar a una antigua almenara (o algo parecido). Sin embargo, se encontraba destruida, al parecer desde hacía mucho tiempo. La confusión de Ayreon fue en aumento...

Un tocón de árbol llamó la atención de Kadrajan en aquel páramo desolado. Pero no era un tocón, era más bien un mojón, una roca baja que marcaba algún tipo de punto de importancia. Tras apartar nieve y tierra, pudieron ver que en la superficie del mojón había grabada una runa. Escrita en la infame Lengua Negra. Demetrius la reconoció: significaba "Occidente". Tenía algún tipo de poder mágico, pero no pudieron encontrar la forma de utilizarlo. Tampoco estaban seguros de querer hacerlo.

Una mañana, Ayreon avistó un lobo. Kadrajan no lo veía. ¿Era real? Se acercó a él. El lobo no tardó en desaparecer sin dejar rastro. ¿Se estaría volviendo loco?

...


Mientras todo esto ocurría al grupo perdido en el ártico, Ezhabel se encontraba en una situación muy comprometida...

Tras discutir con Dailomentar, los otros Guardias Carmesí y los capitanes de los barcos sobre qué hacer, finalmente decidieron que uno de los barcos con la tripulación justa se separaría de la flota y se acercaría a la fortaleza de Aegteron para investigar qué había sucedido y ver si podían encontrar pistas de los compañeros de la semielfa. Mientras tanto, el resto de los ciento veinte barcos emprendería el viaje a Lundärith y esperarían en su capital. Pero los planes de Ezhabel y Dailomentar se fueron al traste cuando tras dos días de viaje en solitario vieron aparecer en el horizonte las velas negras de los galeones malignos, acompañados por barcos ilvos, de los que no supieron nunca el número, ya que en cuanto las primeras velas negras se vieron en el horizonte, Dailomentar cambió el rumbo y dirigió la proa hacia el oeste.

Al cabo de cuatro días avistaron y se reunieron con el resto de la flota, que gracias a su número pudo navegar sin problemas hasta arribar a los estrechos de Auvalandë, entre los ducados isleños de Insortar y Vensider. Navegando por la noche pudieron pasar sin ser vistos entre las lenguas de tierra, no sin tener ciertos problemas con los arrecifes superficiales, que provocaron el encallamiento de un par de barcos. Pero las fortalezas costeras los habían avistado ya. Cuando ya creían que todo estaba hecho y dejaban los estrechos atrás, entre la densa lluvia pudieron ver que una flota de unos cincuenta barcos los estaba esperando en el ensanchamiento de los pasos en formación de combate. Ante la imposibilidad de vencer en ese combate -ya que la flota de Ezhabel se había estirado casi en fila india-, no les quedó más remedio que parlamentar. Ezhabel, Dailomentar y Argimentur pasaron al barco insignia de Vensider donde les recibió el capitán Arientargal, a quien Dailomentar reconoció como antiguo compañero suyo en la Guardia Carmesí. Sin embargo, los intentos de Dailomentar de recordar viejos tiempos al capitán no surtieron efecto, ya que éste parecía bastante disgustado. Después de una discusión más o menos acalorada en la que Arientargal dejó ver que ya sabía de dónde procedían los fugitivos pero se extrañó de que nada más y nada menos que tres ¡tres! Guardias Primados acompañaran a una extranjera, se conminó a Ezhabel y a Dailomentar que rindieran la flota. Así lo hicieron. Y fueron hechos prisioneros y conducidos a camarotes separados, mientras el resto de la flota era reducido con algunos altercados -recordemos que prácticamente la mitad de la flota de Ezhabel está constituida por esclavos rebeldes, que al ser capturados no pueden esperar otra cosa que la muerte-.

Mientras el grupo era conducido junto a la flota rebelde a Estarila, la capital de Vensider, Arientargal realizó visitas a los carmesíes y a Ezhabel. En la conversación que mantuvo con la semielfa parecía más calmado y al averiguar que el Primarca lord Ergialaranindal seguía con vida y que Ezhabel y los suyos habían ayudado a la esposa del MithRaür (León Plateado, como se llama en la Primacía a lord Ergialaranindal), se le iluminó la mirada e incluso llegó a sonreir.

Tras atracar en el puerto, Ezhabel y los Guardias Primados fueron conducidos a sendas habitaciones en la fortaleza, permitiéndoles mantener todas sus posesiones y verse sin ningún tipo de problemas. Así, Dailomentar acudió a la habitación de Ezhabel con semblante alegre y la informó de que Arientargal estaba tratando de arreglar una audiencia con el duque Vensider. La conversación derivó a temas más íntimos y Ezhabel y Dailomentar hicieron el amor apasionadamente. Esto se repitió durante dos noches más. Dailomentar sigue enamorado locamente de Ezhabel, pero ésta lo ve sólo como un entretenimiento.

Al tercer día, Ezhabel, Dailomentar y Argimentur fueron conducidos a presencia de lord Vensider. En lo más parecido a una sala del trono, el Salón de Audiencias, Ezhabel pudo observar que prácticamente toda la nobleza del ducado debía de encontrarse allí, discutiendo sobre asuntos políticos y militares. Incluso pudo atisbar un mapa de campaña de la primacía sobre el que se habían colocado fichas en forma de león -representando a los fieles al Primarca- y fichas en forma de dragón -representando a los fieles al nuevo Primarca, el usurpador Valankerdar-. Las fichas de león estaban arrinconadas en el extremo occidental de la Primacía, en el ducado de Lundärith, y el resto eran simples focos de resistencia.
Una vez que el grupo llegó a presencia del duque -ilvo con aspecto maduro, pelo blanco ya hasta los hombros, nariz aguileña y ojos profundos-, éste despidió a toda la baja nobleza con un gesto de su mano, quedando sólo unos pocos guardias personales, su senescal y tres personas más: lo que parecía ser un ilvo noble, y por sus ropajes de tan alta cuna como el propio duque, ataviado con los colores negro y verde, y un blasón con cuatro grifos rampantes sobre fondo blanco -como podrán averiguar más tarde, el escudo de Formarelos-. La segunda persona era el propio Arientargal, capitán general de la flota de Vensider y que había acompañado a Ezhabel y sus compañeros a presencia del duque. El otro ilvo presente iba ataviado con el uniforme de la Guardia Carmesí, pero con una diferencia fundamental respecto a Dailomentar y Argimentur: los adornos dorados de su uniforme representaban dragones en lugar de leones. Y su forma de moverse denotaba seguridad y una certeza de que se haría lo que él dijera en esa sala. Se presentó como Derelternur.

-No sabéis los dolores de cabeza que me están causando los prisioneros varados en el puerto. ¿Podríais darme alguna razón para no ajusticiarlos por traición? -Esta fue la primera frase del duque, que cogió a Ezhabel y Dailomentar algo descolocados. Sin embargo, cuando comenzaron a dar explicaciones, el duque iba mostrándose cada vez más interesado,hasta que finalmente Derelternur interrumpió la conversación de malas maneras -bueno, todas las malas maneras que son posibles en un Ilvo-. La situación fue haciéndose cada vez más tensa hasta que surgió el tema de la traición y el secuestro de la emperatriz y la captura del Primarca, con la convicción por parte de Ezhabel de que éste seguía vivo. En ese momento, el duque pareció más afable y Arientargal comenzó a hacer gestos disimuladamente a Dailomentar, en un extraño lenguaje de signos que Ezhabel no conocía. Poco a poco, muy poco a poco, los compañeros de Ezhabel y el antiguo Guardia Carmesí, Arientargal, fueron tomando posiciones alrededor de Derelternur disimuladamente, moviéndose centímetro a centímetro. Cuando Derelternur intentó interrumpir al duque de nuevo, todo explotó: Arientargal descargó un golpe con su naginata sobre el carmesí renegado, activándose las runas de los ropajes de éste y evitando el golpe. Argimentur intentó atacarle con Artes Marciales, sin éxito, y un guardia pasó una espada a Dailomentar. Derelternur devolvió el golpe a Arientargal, y le destrozó una rodilla, dejándolo inconsciente en el suelo. A continuación se lanzó sobre el duque. Ezhabel, viendo todo esto, se concentró y aumentó su velocidad, quitándole una espada a un guardia y disponiéndose a atacar.

Tras varios golpes relampagueantes entre el brillo de las runas de protección de los guardias carmesíes, la lucha se saldó con Derelternur huido, y el duque y Arientargal heridos sangrando en el suelo por sendas heridas en las piernas. Decenas de criados aparecieron corriendo para auxiliar al duque y al capitán de su flota.

Tras esto, Ezhabel y sus compañeros fueron acogidos como invitados, no ya como prisioneros, y la entrevista con el duque se aplazó para cuando éste se encontrara algo mejor. Al día siguiente corrió el rumor de que el duque había sido envenenado, ya que había empeorado de sus heridas, pero la fiebre y los síntomas eran provocados por una simple infección, como informaría el día siguiente Arientargal, visiblemente recuperado, a Ezhabel y Dailomentar.